sábado, 26 de noviembre de 2011

Tiempo

El tiempo pasa y con él pasan las historias, recorren un largo camino y todo aquello que hiciste mal empieza a caer sobre ti.

Te das cuenta que los años corren y en el fondo de tu alma reconoces la carrera a contra reloj de la muerte.

Te arrepientes de todo aquello que no hiciste, de los retos perdidos… de no haber cumplido respecto a tu edad.

Te adelantas a tu tiempo produciendo a una edad temprana la muerte de tu alma.

Escondida tras la Ginebra, tras las inseguridades. Piensas en lo que darías por volver atrás , por recuperar el tiempo que una vez en el pasado le pediste que corriese.

A lo largo de la vida se nos presentan cientos de oportunidades, de instantes que tu mente guarda para épocas de nostalgia… amas, ríes, lloras. Tu vida se compone de miles de experiencias que te llevan a la madurez, cada una te aporta un trozo de alma, te hace reconocer que tu cuerpo envejece y que tu mente lo hace con él.

Amistades perdidas, amoríos catastróficos, soledad infinita, una etapa hormonal que nadie entiende. Llena de cambios, en la que te sientes incomprendido, una era que finaliza con la adultez en la cual encuentras algo o a alguien para recorrer el resto de camino que te queda por delante porque por mucho que lo evites y por mucho que sufras todo culmina con la vejez, donde empiezas a vivir en el pasado.

Asumí cada golpe, cada caída y una vez y otra me levanté, me enfrenté a este mundo que no me hizo ponerme de rodillas.

Y sin timidez y sin rencor, permíteme decirte querido tiempo, que te vencí. Gané la batalla que ante mi pusiste, una guerra ante la que todos caen, sé que me llevo malos momentos, malas historias… malas impresiones. Pero… ¿sabes qué? Me lacé a la acción, a mi reinado. Perdí guerras, gané en otras y a ti, querido tiempo, te sonreí.

Desde este punto encuentro mi vida divertida, un chiste personal porque todo lo que hice, todo lo que dije, lo di a mi manera.

Por eso lo hago, levanto mi barbilla e hincho mi pecho de orgullo ante el final y otra vez, querido tiempo, te digo que no me venciste porque incluso esto, lo hago a mi manera.